sábado, 11 de febrero de 2012

Pastiche

Bueno como no tengo bien en claro de qué hablar, voy a hacer un pequeño popurrí de varias cosas que quiero compartir con ustedes...

 
La semana pasada me uní a una agrupación de jóvenes que luchan contra las injusticias de la sociedad capitalista. El movimiento se llama "Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS)", y ya hicimos marchas, reclamos judiciales, toma de lugares, etc. para pedir, entre otras cosas, un servicio de transporte público de pasajeros de buena calidad y económico; y la mejora edilicia de muchas escuelas de la ciudad que están en pésimo estado. Me siento tan bien haciendo esto. Siento que estoy aportando aunque sea un granito de arena para transformar esta sociedad explotadora en la que vivimos. Estoy muy orgulloso de mi y de mis compañeros. 
 
He descubierto con repudio lo chusma y morbosa que es la gente a veces. Puntualmente, en cosas que tengan que ver con accidentes, sangre, sufrimiento, muertes, heridos, catástrofes, etc. ¿Han notado que cada vez que hay un choque la gente se amontona a ver qué pasó? ¿Que las noticias más comentadas son aquellas que involucran violaciones, asesinatos despiadados, o deformaciones en el cuerpo? ¿Que las películas y programas más vistos son los que tienen que ver con el futuro, la destrucción del mundo, o la aniquilación de la humanidad? ¡Qué nos pasa!  

¿Se han percatado de lo contradictoria que es la sociedad y los medios de comunicación? Por ejemplo: Viven haciendo publicidades de comida, como si nuestra felicidad dependiera de ella, la gente come y como si fuera el fin del mundo. Comida, comida, y más comida... Y después nos imponen que el modelo de belleza es una persona delgada y esbelta... en qué quedamos? Si nos venden que nuestra felicidad está en la comida rica y quieren que consumamos como chanchos, ¿por qué hacen los talles de ropa cada vez más chicos?
Lo mimo ocurre con las bebidas alcohólicas y los cigarros... luego de mostrarnos en las publicidades que para divertirnos más y que para que los demás nos acepten, debemos consumir esos productos; nos ponen al final, abajo y en letra chica "El beber/fumar es perjudicial para la salud"... ¿es una joda?

sábado, 7 de enero de 2012

Sobre el destino y otras pelotudeces...

¿Qué es el destino? ¿Nuestras vidas están planificadas por un ser superior? ¿Todo está escrito? ¿O somos nosotros los que creamos nuestro propio destino? ¿Podemos cambiarlo? Estas y otras preguntas vienen a nuestra mente cada vez que pensamos si existe o no el destino.
Mi respuesta es rotunda: NO existe el destino, y mucho menos estamos condenados a transitar un camino "escrito" por una fuerza sobrenatural.
Cada uno de nosotros es libre de hacer lo que quiera. Ustedes eligen si seguir leyendo esta nota o no; nadie más que ustedes es dueño de decidir, no hay ningún factor externo que los obligue a tomar tal o cual opción. Si el destino existiera, sería él quien decida por nosotros; pero claro, a su vez debería estar interrelacionado con todas las personas del mundo, porque "todos los destinos se cruzan y se complementan". Perdonen mi sinceridad, pero si yo escuchara a alguien decir esto, inmediatamente lo caracterizaría como loco, o pelotudo, lo que es peor. 
En lo personal, creo que los defensores de la idea de que el destino existe son personas cegadas por la religión o por los medios de comunicación. Ellos aseguran que nada se da por azar, que no existen las casualidades. Un amigo que cree esta boludez me lo explicó con un ejemplo y todo: "Yo cuando salgo de entrenar vuelvo a casa a pie siempre por el mismo camino, en vez de tomarme el colectivo. Un día que terminé muy cansado, decidí esperar al colectivo y no volví caminando como de costumbre. Al día siguiente me enteré que habían asaltado a una chica a la hora en que yo debería estar pasando por ahí". "¡Es obvio que fue pura casualidad! pues si alguien (supongamos Dios) hubiera escrito que vos te salvaras, también hubiera escrito entonces que asalten a esa chica", le dije. "Perdoná, pero si Dios es así prefiero ser ateo", le contesté. No supo responderme. 

Después de todo, ¿qué sentido tienen nuestras acciones por hacer un mundo mejor, por tener una vida más digna, si todo ya está escrito y no podemos hacer nada para cambiarlo? Nosotros somos los únicos dueños de nuestro destino, el capitán de nuestras vidas. Nadie más. Que no quieran engañarnos con discursos religiosos y fantásticos, no somos boludos.